101 cosas que hacer en Madrid: Zona centro

24 abril 2012

Últimamente estoy bastante liadilla con los conciertos, así que mientras preparo otros post os voy a dejar con la primera entrega de 101 cosas que hacer en Madrid (¡pinchad en el enlace para saber de qué iba la cosa!)

Con el Oso y el Madroño

Como escribir un poquito sobre cada una de esas 101 cosas se haría muy muy muy muy pesado en un solo post, lo he dividido y agrupado a mi gusto, por zonas o temáticas. Os recuerdo que me podéis mandar vuestras fotos haciendo cualquiera de estas 101 actividades y las incluiré gustosamente en mis post :)

En este caso comenzamos la visita a la zona centro.

1. Posar para la foto delante del Oso y el Madroño
Lugar típico para quedar, punto de encuentro de locales y turistas, hice un esfuerzo y esperé la cola para hacerme una foto con este emblema madrileño.

 2. Pasear por la Gran Vía y 3. Posar para la foto con la Gran Vía de fondo
Una calle admirable donde encuentras tiendas, espectáculos, restaurantes... Y ya que estamos de paseo, ¿por qué no echarnos una foto? 

3. Disfrutar de un musical en uno de los teatros de la Gran Vía
No, la foto engaña, ya me gustaría a mí poder ir a ver el musical de El Rey León. En su día fui a ver el musical de los 40 Principales, y aunque no soy muy fan de la música que ponen en esa cadena, me gustó mucho. Y como fan de Disney que soy, me encantaría ir a ver el de El Rey León, pero para eso tengo que ahorrar un pelín...

¿Habéis visto algún musical en la Gran Vía madrileña?


4. Ir de compras a la Calle Preciados
¿Quién no ha disfrutado del placer consumista en esta céntrica calle? (pregunta dirigida fundamentalmente a los que vivimos en la capital).

5. Disfrutar de un dulce en “la Mallorquina”
Siempre pasaba por la puerta pero no compraba nada, unas veces por la cola que había y otras porque simplemente no me apetecía. Sin embargo, el otro día decidí que ya era hora de probar algo de esa famosa pastelería: una bomba de nata fue la elegida, aunque todo lo que había tenía una pinta apetitosa no, ¡lo siguiente!

Mmmm... ¡Rico rico!

6. Comer un bocadillo de calamares en la Plaza Mayor
Hay mil sitios para tomarlos. Yo la última vez fui a un bar que se llamaba “Casa Rua” y por 2,80 € me tomé este rico bocata.

¡Al rico bocata de calamares!


 7. Tomar una ración de patatas bravas en el mítico “Las Bravas”

Sin duda, hacen unas patatas deliciosas. Pero el día que fui (había ido antes de ver esta lista) los camareros se habrían levantado con el pie izquierdo porque el trato que nos dieron fue horrible. Desde entonces no he vuelto a ir…



8. Visitar a Don Quijote y a Sancho en la Plaza de España
Lo cierto es que había pasado por al lado muchas veces, y casi no reparaba en ellos. Sin embargo, ahí están honrando a Miguel de Cervantes, imponentes en su pedestal.



9. Tapear en el recién reformado Mercado de San Miguel
Había leído por ahí que era caro, pero como todo. Si te vas al puesto donde tomas unas ostras y una copita de vino, te dejas un ojo de la cara, pero las croquetillas (casi) siempre están bien de precio.

Mercado de San Miguel

10. Pisar el Km. 0
Pisado estaba, ahora lo que he hecho ha sido fotografiarlo para la posteridad.



11. Admirar Plaza de la Villa y 12. Admirar los murales de la Casa de la Panadería
Los murales de la Casa de la Panadería se pueden admirar mientras tomas el bocata de calamares, y después, rumbo a la Plaza de la Villa. Como comenté en el post de Madrid no es una de mis favoritas, pero tiene su encanto.

13. Disfrutar de una película en los pocos cines que quedan en la Gran Vía
Cines hay muchos por todas partes y las pelis suelen ser las mismas. Por eso en lugar de esto, os recomiendo que vayáis a la Filmoteca de Madrid, que está en el Cine Doré. Si os gustan las películas antiguas y los cines con encanto, este es vuestro sitio. Además, el precio es tan solo 2 € si eres estudiante y sino, 2,5.

En la Filmoteca de Madrid
  
14. Perderte por Madrid
Es compatible con cualquier día a cualquier hora. Esto no he sabido fotografiarlo…


Hasta aquí esta primera entrega, como veis, cortita y concisa. ¿Vosotros habéis hecho alguna de estas cosas? ¿Dónde os gustan más los calamares? ¿Qué musicales habéis visto? ¿Tenéis algún lugar favorito en la Gran Vía? Estas y mil incógnitas más se me pasan por la cabeza. Os animo a responderlas y compartirlas con todos los internautas para hacernos un poquito más sabios :) ¡Nos vemos!

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Cullera: la experiencia de ganar un certamen

17 abril 2012

Como algunos sabréis, este fin de semana lo he pasado por Valencia. No ha sido un viaje “normal” de los que se hacen para conocer una ciudad, sino que he ido con la Banda de la Sociedad Musical Joaquín Turina para participar en un certamen. Y aunque como he dicho no es un viaje como los que habitualmente cuento, quería compartirlo en el blog.

El sábado 14 de abril por la mañana un autobús y varios coches salían desde el Conservatorio de El Espinillo con cerca de 80 personas llenas de ilusión. El destino de ese día era Manises, donde teníamos ensayo y luego hacer noche en un albergue juvenil Llometa de Llavata. Cullera hasta el domingo no la pisaríamos.



Alrededor de las 17 h. llegamos a Manises y ensayamos en la sede de la banda. Me encanta la tradición musical que tienen allí (en Valencia en general), donde las bandas son centenarias y en ocasiones, los edificios donde ensayan o donde dan conciertos, verdaderos monumentos. 

Después de unas 3 horitas de ensayo y toda la mañana de viaje nos merecíamos cenar y descansar, así que fuimos al albergue, a unos 5 kilómetros de Llíria. Aquí va la información útil para futuros viajeros u organizadores de viajes. Como dice en su web, es un sitio especializado en alojar jóvenes y niños, en definitiva, viajes organizados. No es fácil llegar allí si no es en transporte privado, ya que está a las afueras de Llíria en un camí que sale de la carretera.

El alojamiento aparentemente es bastante idílico, con sus cabañitas de madera y ese ambiente rural encantador. Hay hasta una placita del “pueblo” y unas instalaciones con perritos de la pradera. La pega que tiene este lugar son los aseos. Son comunitarios (algo normal tratándose de un albergue) pero la cuestión no es esa. Están fuera de las cabañas y no tienen una zona para dejar la ropa mientras te duchas o para cambiarse, salvo el propio retrete (no recomendable). Y la GRAN pega es que dichos baños están bastante asquerosos. No solo huelen mal sino que están sucios y da un poco de asco pasar. La sensación era que ibas a salir de la ducha más sucio de lo que habías entrado. Así que si vais, queridos viajeros, no olvidéis vuestras chanclas.

Por lo demás, la noche transcurrió muy bien. Sobre la una de la madrugada me fui a dormir, las habitaciones sí que están chulas y son confortables. Lo único que tienes que llevar tú las sábanas o alquilarlas allí (por 3 euros). Con el agradable olor de mis sábanas caseras me quedé dormida. Ya quedaba menos para el certamen.

Entre pitos y flautas, sobre las 6 de la mañana empezaron a sonar alarmas, comenzaron las duchas y las búsquedas de los trajes, así que me levanté yo también. Al salir de la habitación vi un amanecer precioso, hacía mucho que no veía uno tan bonito, con el cielo entre rosa y naranja, y los pájaros cantando alrededor; un ambiente limpio limpio, no como el que suele haber en Madrid. Decidí captar el momento con mi móvil, pero desgraciadamente no se ve todo lo bien que creía; aún así he decidido compartirlo.

Amanecer en el albergue

 A las 9 de la mañana después de desayunar (un desayuno normalito que daban allí en el albergue) nos montamos en el bus ahora sí, rumbo a Cullera. Una hora más tarde, tras ver las enormes letras “CULLERA” escritas en las montañas al estilo de Hollywood, bajamos del autobús en el Mercado de Cullera, donde tendría lugar el certamen. Es un edificio de finales del siglo XIX, y tiene cuatro “módulos”. En uno de ellos está el auditorio.

A las 11 comenzó el desfile con el que se inauguraba el certamen, y después la actuación. Desde finales de enero habíamos ensayado duramente casi todos los fines de semana, de forma mucho más intensa durante semana santa, y por fin había llegado el gran momento. Lo dimos todo y se notó en la música: la Obertura para un Centenario, del maestro Talens, era la obra obligada, y para la libre elegimos la Suite del Pájaro de Fuego, de Stravinsky. Acabamos de tocar y relajados fuimos a dejar las cosas.
 
Otros tres compañeros y yo fuimos a ensayar con la Banda del Ateneo Musical de Cullera y me lo pasé genial tocando con ellos, sobre todo una obra que se llama Libertadores, de Óscar Navarro.

A las 14 h. la tripa ya reclamaba atención y como no podía ser de otra forma comí una rica paella valenciana. El sitio elegido por la organización de la Banda fue la Sociedad de Cazadores (a mí no me gusta nada la caza, no como el rey yo no hubiera ido ahí). Cuando acabamos decidimos que nos apetecía ir a la playa y allá que fuimos, aunque con el traje resultaba un poco incómodo y raro pasear por allí.

La tranquila playa de Cullera

La tarde avanzaba y a las 17 h. volvimos al Mercado a ver a la tercera y última banda participante. De camino nos interceptaron para probar la cazalla, pero yo no soy muy de anís y con un par de traguitos ya estaba más que servida… A lo que iba. La Banda de Xátiva llegó desfilando y se metió al auditorio y nosotros con ella. Tocaron genial, la competencia era dura.

A las 18,15 el certamen llegó a su fin. Ahora tocaba esperar el veredicto. Tuve suerte de que tenía que ir a tocar con el Ateneo (ya fuera de concurso, por supuesto) y la espera se me hizo más corta. Cuando acabó la actuación, todavía encima del escenario escuchamos el veredicto. Entre el aire que se había levantado, que ya eran las 20 h. (más o menos) y los nervios que tenía, no paraba de tiritar.

Premio al mejor desfile... ¡Para la Sociedad Musical Joaquín Turina! Contentos ya con eso, pensábamos que no tendríamos ninguno más. Siguiente premio: al mejor director, quedó desierto. ¡Vaya chasco! Aunque tendría que ser realmente difícil decidirlo. Ahora iban los premios gordos… En tercer lugar, la banda de Xátiva. En segundo lugar… La Unió Musical de Vallada. En nuestra banda ya se oían gritos de júbilo, a pesar de que el primer premio todavía podía quedar desierto. Primer premio y mención del jurado… ¡Sociedad Musical Joaquín Turina!



Apenas pude tocar el Himno de Valencia de la emoción. Nuestro trabajo había dado su fruto, habíamos ganado nada más y nada menos que tres premios con el esfuerzo de todos y cada uno de los miembros de aquella banda. Con la miel del éxito en los labios, recogimos las maletas y de vuelta a Madrid.

¡Enhorabuena a la Banda de la Sociedad Musical Joaquín Turina!

Donde me dejes llevarte… ¡cumple 1 año!

13 abril 2012

Hoy hace un añito de la creación de mi blog y los resultados son mucho mejores de lo que esperaba. Hace ya un año que me dije “voy a ver qué tal se me da esto de escribir en un blog” y os respondía a la pregunta de por qué he hecho un blog. Bien, quizás no sea el más visitado, ni el más bonito, ni el que más seguidores tiene. Pero es un sitio donde puedo expresarme y juntar mi pasión por viajar y escribir y a veces, de paso, jugar a ser periodista :)

De arriba abajo y de izquierda a derecha...
- Tarta de "El hada de los dulces"- Tarta de "Dulzuras Artísticas"- Tarta de "Horneando deseos"

En este primer año de vida bloggera he visitado Alemania, París, rincones de España; gracias a TBMeeting asistí a uno de los eventos turístico más importante, FITUR, acreditada como bloggera. He creado una página de facebook, y también un twitter gracias al que he conocido muchos viajeros con sus blogs (un abrazo cariñoso compis viajeros-bloggeros) y he podido vivir más viajes de los que en la vida real no me puedo permitir gracias as sus bitácoras.
 
Sin duda, un año estupendo que espero igualar y/o superar en el futuro. De momento tengo algunos retos y planes en mente, como el de 101 cosas que hacer en Madrid, pensar en una mascota para mi blog y el que de momento es el viaje del año y que haré gracias a mi banda de música, visitar la Selva Negra la última semana de julio.

Para ilustrar este post de cumpleaños he utilizado imágenes de “tartas viajeras” que he encontrado por internet en otros blogs, algunos de los cuales ya no existen pasados unos años.

Este fin de semana estaré por Valencia porque mañana me voy con la Banda de la Sociedad Musical Joaquín Turina al Certamen Nacional Ciudad de Cullera (¡deseadnos suerte!), así que tendré el blog “cerrado” hasta el lunes.

Y ya para despedirme en este post número 60… (¡madre mía! ¡60 post! Y yo que pensé que no podría rellenar más de 10)

Gracias a todos los lectores y lectoras fieles de mi blog, a los lectores ocasionales, a los internautas perdidos que llegan a él por casualidad y a todos los que de una forma u otra participáis conmigo en este pequeño gran viaje en el que me embarqué ya hace un año.

Seguiremos yendo… ¡Donde me dejes llevarte!

Valladolid, una encantadora sorpresa

05 abril 2012

El mismo día que visitamos Cuéllar y su castillo (el día del padre) a la hora de comer no había nada abierto en ese pueblo y en un ataque de “esto está cerca” nos fuimos hasta Valladolid, donde finalmente pudimos echar combustible a nuestros estómagos.

Valladolid


Eran alrededor de las 16 h. cuando aparcamos cerca de la Plaza de Zorrilla, estratégicamente pensado porque allí estaba la oficina de turismo (no en la misma plaza, sino por la Acera de Recoletos). Así que un mapa y un par de folletos más tarde, estábamos listos para visitar la ciudad, de la cual tengo que reconocer que sabía más bien poco…

Valladolid
La Plaza Mayor de Valladolid, al atardecer

Mi padre fue “el encargado del mapa” y tengo que decir que se le dio muy bien, ya que medio improvisado trazó una ruta que nos llevó por los principales monumentos vallisoletanos. La desventaja que al ser por la tarde muchas cosas ya estaban cerradas. Y al margen de eso, que hacía un aire fresquito que me impedía hacer bien las fotos, ¡me volaba!

Lo primero que me acerqué a ver fue el edificio de la Academia de Caballería, que también es un museo. Desde ahí cruzamos para enfilar la calle Santiago (una calle muy comercial, tipo Gran Vía), donde se encuentra la iglesia del mismo nombre. Fue en esa calle donde vi la primera referencia al literato Miguel Delibes (nacido allí) con placas homenajeando su novela “El Hereje”. Luego descubrí que había varias más por la ciudad.

Valladolid
A la izquierda asoma la Catedral de Valladolid

De la calle Santiago a la Plaza Mayor había un paso. Esta gran plaza, antes conocida como “Plaza del Mercado” me gustó especialmente por los tonos rojizos de sus edificios y porque tenía un tiovivo que le daba un aire muy bonito. En el centro, frente al Ayuntamiento, se encuentra la estatua del Conde Ansúrez. ¿Y quién es este hombre? A mí desde luego me picó la curiosidad, porque para que le pongan en la Plaza Mayor tenía que ser importante. Bien, resulta que fue el que mandó construir la Iglesia de Santa María “La Antigua”, uno de los símbolos de Valladolid y la que más me gustó de todas las que vimos.

Antes de ver esa iglesia, pasamos por la Catedral, situada como muchas otras en un sitio un poco malo encajada entre edificios que te impiden verla en todo su esplendor (y por lo tanto, sacar fotos decentes, al menos en mi caso). Al doblar la esquina, en la Plaza de la Universidad… ¡Tachán! Ante mis ojos aparece una iglesia de un estilo diferente a las demás, “La Antigua”, un edificio asentado sobre restos  romanos y como he dicho antes, fundada por el Conde Ansúrez en el siglo XI. Creo que en parte me cautivó la sencillez de la iglesia y la situación, porque al contrario que la Catedral, se encuentra en un sitio peatonal perfecto para disfrutar de sus vistas.

Valladolid
Iglesia de Santa María “La Antigua”

Continuamos nuestro paseo hacia el Teatro Calderón (que para los amantes de los musicales, os informo que para septiembre de 2012 estaba anunciado el musical de La Bella y la Bestia). En esa misma calle, la calle de las Angustias, encontramos restos de una muralla defensiva de la ciudad, que según dice en el cartel, debió levantarse en el siglo XII. Es solo un muro, pero llama la atención verlo ahí en medio de la calle, y sobre todo que casi tapaba la pobre casa de detrás.

La siguiente gran sorpresa que me encontré fue la Iglesia de San Pablo, de estilo gótico bastante recargado, al menos la fachada. Tengo que decir que en la foto no se aprecia, pero era súper imponente. Justo al lado se encuentra una aglomeración de palacios: el Palacio del Marqués de Villena, el de los Pimentel y el Palacio Real.

Valladolid
La escultura de Felipe II, mirando hacia la Iglesia de San Pablo

Se hacía tarde y pensábamos en la retirada, que aún nos quedaban dos horas y algo de camino a casa… Aunque solo fue un pensamiento y decidimos seguir un poco más, ya que de todos modos para volver al coche podíamos seguir la ruta y ver más cosas. De camino nos interceptó un señor que nos recomendó encarecidamente el Museo de Valladolid, pero desgraciadamente no pudimos pasar porque sino sí que no veríamos nada más.

Valladolid
Mercado del Val

Donde sí nos detuvimos fue en la Iglesia de San Miguel y San Julián, porque vimos la puerta entreabierta y nos picó la curiosidad. La verdad que merece la pena echar un vistazo porque era bastante bonita por el interior (por fuera tampoco tenía mucho misterio). La otra iglesia/monasterio que vimos por dentro fue la de San Benito, una de las más antiguas de Valladolid. Y de más antiguo a más antiguo y tiro porque me toca. El Mercado del Val, situado en esa misma plaza (de la Rinconada, si no me equivoco) es ahora mismo el más antiguo que se conserva, desde 1882.

Valladolid
Iglesia Monasterio de San Benito

Si hubiera tenido más tiempo me hubiera asomado a la Sala de Exposiciones (aún no hemos salido de la Rinconada o calle de San Benito), porque había una exposición de fotografía y estaba abierta.

Valladolid
Río Pisuerga

 Ya se acababa el día y tras un último vistazo a la Plaza Mayor, volvimos hacia el coche. Eso sí, no sin antes asomarnos a ver el río Pisuerga. Estaba cansadísima y aún me quedaba la vuelta, pero Valladolid me había dejado encantada y os recomiendo que vayáis a conocer esta bonita ciudad ;)

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