26 febrero 2013
Normalmente cuando hacemos una ruta vamos
primero al lugar más lejano y luego ya lo que pille de vuelta. En este caso,
después de haber visitado Medinaceli continuamos hacia Sigüenza.
Lo bueno de que no hubiera gente es que tampoco había coches y pudimos aparcar sin problema más o menos cerca de la catedral. El origen de este edificio no es religioso sino defensivo, y en él podemos ver una mezcla entre el gótico y el románico. Me gustó mucho esta “fortaleza religiosa”, al menos por el exterior (al interior no pasé).
Tengo que confesar que el día que me hizo
(con unas nubes negras de tormenta, chispeando…) y la poca gente que encontré
por la calle, hicieron que la imagen que me llevara de esta villa medieval
fuera bastante tétrica y lúgubre… Digo medieval porque quizás es el estilo que
más destaca, aunque en realidad los primeros habitantes llegaron a la zona en
el Paleolítico.
La oficina de turismo me la encontré cerrada,
aunque merecía la pena contemplarla por fuera porque es la Ermita del Humilladero, un
edificio del siglo XVI.
Lo bueno de que no hubiera gente es que tampoco había coches y pudimos aparcar sin problema más o menos cerca de la catedral. El origen de este edificio no es religioso sino defensivo, y en él podemos ver una mezcla entre el gótico y el románico. Me gustó mucho esta “fortaleza religiosa”, al menos por el exterior (al interior no pasé).
Al lado de la catedral está la Plaza Mayor “actual”.
Y remarco esto de actual porque en la Edad
Media esta función la tenía la Plazuela de la Cárcel, donde está el
antiguo ayuntamiento (hoy utilizado como escuela de música). Paseamos por la Plaza Mayor, rodeamos la
catedral y comenzamos a callejear para conocer más Sigüenza y subir hasta el
Castillo-Parador. Rodeándola encontramos otra plaza, en este caso la Plaza del Obispo Don
Bernardo.
En nuestro callejeo descubrimos la Puerta del Portal Mayor y
el Torreón y Muralla del siglo XIV. Con lo fan que soy yo de castillos y
murallas, estaba encantada. La
Puerta del Portal Mayor no es otra cosa que una ampliación de
la propia muralla, y que pertenecía a un barrio del pueblo llano, nada de
nobles y ricos por ahí. Me llamó la atención que en la parte interna del arco
que conforma la pueta había una escultura de una virgen (la Virgen de la Victoria). En cuanto a la
muralla, en su día separaba la ciudad cristiana de la morisca. A parte de la Puerta del Portal Mayor, en
Sigüenza podéis ver otras puertas como son la del Toril (cerca de la catedral),
la del Hierro (que cierra la ciudad medieval) o la del Sol.
Por fin llegamos al Castillo (el tiempo
amenazaba con descargar una tormenta, pero de momento iba aguantando), hoy en
día convertido en un bonito Parador. Aunque no es especialmente llamativo, me
gustó mucho porque para mí es el prototipo de castillo. Vamos, que si me dicen
dibuja un castillo haría algo parecido a este –dentro de mi estilo de pintura “infantil”-
con sus almenas y sus torres. Se puede visitar el patio interior (Patio de
Armas), donde encontramos un jardín donde descansar un rato. Como dato curioso,
bajo el suelo del Patio de Armas se hallan unos pasadizos que se cree que
fueron las mazmorras. Aunque nosotros, con el día que hacía, preferimos
regresar al coche antes de que lloviera.
De vuelta pasamos por la Parroquia de Santa
María, y antes de subirnos al coche observé un poco la Real Casa de la Misericordia, que
estaba enfrente de donde habíamos aparcado. Un edificio inmenso, sobrio, que en
su día acogía a los pobres y que en la actualidad es la sede del Colegio
Sagrada Familia.
Hasta aquí mi paso por Sigüenza. Si os gusta el
ambientillo medieval como a mí, el segundo fin de semana de julio se celebran
las Jornadas Medievales :) A estas no he ido nunca, pero estoy segura que con
lo bonito que es Sigüenza “al natural”, disfrazada de medieval tiene que ser
increíble. ¿Nos vemos por allí en julio?
Un saludo viajeros, ¡disfrutad de la última
semana de febrero!
Todas las fotos de mi visita en FACEBOOK :)
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